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SOLSTICIO PROTECTOR

Intervención, obra textil colaborativa y performance. 21 de junio de 2018

Carlos de Gredos y Rocío Arregui. Con la colaboración de mi madre María Jesús Pradas Martín y mis amigas María del Mar Corrientes, Marga Moreno, Ana Jiménez, Carmen Pineda. (Susana no podía)

Hace algo menos de un año visité Cerro Gallinero por primera vez de la mano, los pasos y la mirada de Carlos de Gredos, que ha conseguido que en ese lugar las piedras emitan poesía, y el paisaje, conciencia. Ya entonces una determinada roca llamó mi atención por simular la silueta de una figura envuelta que miraba al horizonte desde la altura. Carlos me señaló que la base sugería un tetraedro casi perfecto y que sospechaba de la orientación de una de sus caras hacia la puesta de sol del solsticio de verano.

Aunque en principio fueron otras las piedras y otras las ideas, finalmente el diálogo con Carlos llevó de nuevo a la pirámide, y de la unión de unas y otras, la idea de marcarla, asentarla, definirla con rotundidad, para convertirla en vigía y protectora del Cerro. También de cubrirla del inútil manto efímero y protector, realizado de manera colaborativa, mostrando la fragilidad de la labor humana ante la inabarcable trascendencia del granito.

En el día del solsticio el manto comenzará a deshacerse esperando el anochecer. Los seis hilos que han sido tejidos por mi madre y mis amigas, marcarán, al desbaratarse, 156,95m, el radio del exágono cuya área equivale a la huella ecológica de una persona en la península ibérica. Los hilos de algodón orgánico volverán a la tierra.

La pirámide permanecerá vigilante, serena, más allá del tiempo en que esta huella crezca y no podamos enterrarla con un gesto o, quien sabe, el tiempo en que seamos capaces de reducirla y vivir serenos y en equilibrio con nuestro horizonte.