Si pudiéramos mirar desde el subsuelo, podríamos observar cómo la delicada capa de vida que rodea la tierra depende de complejos intercambios entre multitud de seres y entidades diferentes, vivos e inertes, frágiles y duraderos. La vida y la muerte humanas dejan de ser el centro, y se convierten en un ciclo más de complejas interacciones multiespecies. Al igual que los árboles, somos holobiontes. Como dijera la bióloga Lynn Margulis, el resultado de complejos procesos entre hongos, bacterias, minerales, energía… procesos físicos y químicos.
En La mirada de las micorrizas se atiende a la naturaleza desde un plano nadir, con las micorrizas como protagonistas, como si desde su oscuridad se asombraran de la luz que traspasa las ramas de los árboles.
El olmo de la dehesa foma parte del proyecto «Doñana en Sevilla. Artistas por la dehesa de Tablada»: https://www.facebook.com/profile.php?id=100088391142922
La mirada de las micorrizas bajo el jardín II formó parte del proyecto Postrimerías: https://editorial.us.es/es/detalle-libro/720379/postrmerias