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Tanto en la ciudad como en sus márgenes, la flora ruderal se abre camino, y cuando se ensancha, abona y crea redes de raíces y micorrizas. Brotan en cuadrícula, rompiendo cementos, asfaltos y vallas. Parecen estar esperando que nos vayamos, que nos encerremos, que desaparezcamos para hacerse fuertes y recuperar su lugar.
En la obra Flora ruderal, recortes de estampados de tejidos se organizan en cuadrícula, simulando esa flora que se abrió paso de manera tan inusual en el primer y más duro confinamiento. La naturaleza nos recordó su lugar, su existencia más allá de nuestra supervivencia, nuestra fragilidad.
Algunas piezas están realizadas con restos de otras obras y retales que se encontraban en el taller en el momento en el que nos encerramos. La costura, lenta y laboriosa, me ayudó a la concentración y la calma. En otras también hay trazos de carboncillo, simulando esa energía que se desgarra al irrumpir el caos de la naturaleza.

Este proyecto tiene su continuidad en el taller Acciones ruderal, dentro del festival internacional https://www.drapart.org/es/   https://www.instagram.com/p/CXk0LaSjpc7/